Poesía visual.
Ahora que se acerca el final de este largo pero maravilloso periodo de prácticas, era momento de pensar sobre la mejor forma de representarlo de forma visual.
Para mí ha sido una fase de crecimiento personal y de aprendizaje continuo, pero no lo he construido yo sola. Ha sido todo una fusión entre mis ganas de crecer y seguir aprendiendo y los conocimientos que, involuntariamente, me han proporcionado mis alumnos y alumnas y mi tutora.
Todos somos diferentes dentro de un aula, pero esas diferencias deben ser olvidadas. Debemos centrarnos en crear algo común sin rivalidades ni desigualdades, pero, ¿de qué manera podría representar un concepto tan amplio?
Lo primero que se me viene a la cabeza cuando pienso en un enfrentamiento, tanto en relación con la clase social como con el color, es un ajedrez. Blancos contra negros. Los peones luchan por defender a sus superiores, ya que el valor de estos es menor. ¿Por qué no romper todas estas barreras utilizando un ajedrez mezclando figuras y colores?
Para mí ha sido una fase de crecimiento personal y de aprendizaje continuo, pero no lo he construido yo sola. Ha sido todo una fusión entre mis ganas de crecer y seguir aprendiendo y los conocimientos que, involuntariamente, me han proporcionado mis alumnos y alumnas y mi tutora.
Todos somos diferentes dentro de un aula, pero esas diferencias deben ser olvidadas. Debemos centrarnos en crear algo común sin rivalidades ni desigualdades, pero, ¿de qué manera podría representar un concepto tan amplio?
Lo primero que se me viene a la cabeza cuando pienso en un enfrentamiento, tanto en relación con la clase social como con el color, es un ajedrez. Blancos contra negros. Los peones luchan por defender a sus superiores, ya que el valor de estos es menor. ¿Por qué no romper todas estas barreras utilizando un ajedrez mezclando figuras y colores?
La primera idea estaba lista. Diferentes figuras alternando colores en el centro del tablero de ajedrez representarían a la perfección esa unión de clases y de razas. Ahora solo faltaba en pensar de qué manera representar la búsqueda de hacer crecer algo en común.
Cuando hablamos de crecimiento (y no de cualquiera, sino uno paciente y cuidado), no puedo evitar pensar en un árbol. El crecimiento es lento, pero continuo. Con lo que cada una de las figuras de ajedrez aportan a la causa, el árbol va creciendo poco a poco. Es por esto que me pareció representativo colocar, en mitad del círculo que forman todas las figuras, un gran árbol.
El resultado final, combinando ambos conceptos, es el siguiente:
Y como recuerdo y representando de nuevo esta idea de que dentro del aula hacemos crecer algo en común, decidí pintar un cuadro para mi tutora que, al fin y al cabo, ha sido quien ha guiado todo este crecimiento.
Comentarios
Publicar un comentario