¿Por qué todos deseamos que llegue la hora de dar clase de Inglés?





El inglés es fundamental para todo. Nos lo piden en las empresas, a la hora de viajar, para poder completar nuestros estudios...pero a pesar de que conocemos su importancia, no suele ser la asignatura favorita de los alumnos de primaria.

En este colegio sucede algo completamente diferente; los alumnos están deseando que llegue la hora de inglés casi tanto como los profesores de prácticas que tenemos la suerte de poder asistir. ¿Es porque les encanta aprender idiomas? No, la razón es mucho más sencilla y más compleja a la vez.

La profesora que imparte la asignatura lo hace de una forma tan motivadora y entretenida que aprendes sin darte cuenta, jugando, divirtiéndote. El esquema que sigue es el siguiente:

De los tres días, hay dos que están dedicados a actividades relacionadas con el libro de texto, dictados, lecturas y contenidos más teóricos pero que, para llevarlos a cabo, utiliza la mayor parte del tiempo la pizarra digital con la que cuentan en el aula. De esta forma, los alumnos corrigen los ejercicios utilizando las nuevas tecnologías y aprendiendo de los errores de los compañeros. Nada que ver con el tradicional radiocasete en el que se reproducían una y otra vez los listenings con los que debíamos responder a las actividades en el cuaderno.
Resultado de imagen de pizarra digital

El tercer día, la clase se divide por grupos interactivos y en cada uno de ellos se trabaja un juego diferente. Bingo, running dictation, Zingo, dominó...no es de extrañar que este sea el día favorito de los alumnos. Cuando suena la campana, todos los alumnos de cada uno de los grupos cambian de mesa y de esta manera, todos juegan a todo.


Los alumnos de prácticas tenemos bastante presencia en las sesiones, ya que la profesora nos hace participar y ayudar en todo momento a quienes lo necesiten. Otro punto, en mi opinión positivo, es que en ningún momento se permite hablar castellano durante las sesiones. De esta manera, cuando nos queremos comunicar, debemos hacerlo en inglés, por lo que tanto el alumnado como los profesores perdemos el miedo a hablarlo.

Sin embargo, lo que realmente supone una motivación, es el sistema de puntos con el que se trabaja la asignatura. A medida que van consiguiendo logros o realizando bien actividades, van acumulando puntos que les dan una serie de beneficios;

- Con 15 puntos, podrán elegir una chuchería de un gran bote que tiene la profesora.
- Si llegan a los 20 puntos, podrán escoger una canción para poner mientras se realiza alguna actividad.
- Al llegar a 25 puntos, tienen derecho a comerse una chocolatina.

Y así sucesivamente.


El método funciona a la perfección gracias al trabajo y la dedicación de la profesora. ¡No es de extrañar que sea la asignatura favorita de todos!

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