La inclusión del alumnado con diversidad funcional.
Una de las cosas que me llamó la atención el primer día de las prácticas y que, a una semana de terminarlas, me sigue fascinando, es lo normalizado que se encuentra dentro del centro el alumnado con diversidad funcional.
Debido a que se trata de un centro con preferencia hacia este tipo de alumnos, es de esperar que el centro se encuentre capacitado para darles todas las comodidades necesarias para que su desarrollo sea óptimo, al igual que el del resto del alumnado, pero lo que es verdaderamente notorio es el trato que el resto de sus compañeros tienen hacia este alumnado. No debería sorprendernos lo más mínimo que no solo no reciban miradas o comentarios ofensivos, sino que además sean tratados como un alumno más y que sus compañeros se involucren en las necesidades que puedan tener. Si nos resulta un ítem que resaltar es, claramente, porque socialmente las personas con diversidad funcional no están completamente incluidas todavía.
Es muy común ver espacios que no están habilitados, comentarios de padres preocupados porque otros niños puedan meterse con su hijo por tener algún tipo de diversidad funcional e incluso casos aún más graves, por lo que resulta agradable ver un espacio pensado para todo el mundo y en el que las diferencias se igualan tanto en el trato que recibe el alumnado, como en los servicios que tiene a su disposición para poder realizar las mismas actividades que sus compañeros.
Inconscientemente, los alumnos y alumnas de este centro reciben una serie de valores relacionados con la igualdad y el respeto de manera muy directa y debido a que comparten espacios con alumnos con diversidades funcionales desde el momento en el que entran en el centro, aprenden a normalizarlo y a verlos como iguales cosa que, fuera del centro, todavía no se ha conseguido.
Debido a que se trata de un centro con preferencia hacia este tipo de alumnos, es de esperar que el centro se encuentre capacitado para darles todas las comodidades necesarias para que su desarrollo sea óptimo, al igual que el del resto del alumnado, pero lo que es verdaderamente notorio es el trato que el resto de sus compañeros tienen hacia este alumnado. No debería sorprendernos lo más mínimo que no solo no reciban miradas o comentarios ofensivos, sino que además sean tratados como un alumno más y que sus compañeros se involucren en las necesidades que puedan tener. Si nos resulta un ítem que resaltar es, claramente, porque socialmente las personas con diversidad funcional no están completamente incluidas todavía.
Es muy común ver espacios que no están habilitados, comentarios de padres preocupados porque otros niños puedan meterse con su hijo por tener algún tipo de diversidad funcional e incluso casos aún más graves, por lo que resulta agradable ver un espacio pensado para todo el mundo y en el que las diferencias se igualan tanto en el trato que recibe el alumnado, como en los servicios que tiene a su disposición para poder realizar las mismas actividades que sus compañeros.
Inconscientemente, los alumnos y alumnas de este centro reciben una serie de valores relacionados con la igualdad y el respeto de manera muy directa y debido a que comparten espacios con alumnos con diversidades funcionales desde el momento en el que entran en el centro, aprenden a normalizarlo y a verlos como iguales cosa que, fuera del centro, todavía no se ha conseguido.
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